me

encanta levantarme a las seis para hacer las cosas de rutina: preparar la clase, leer el diario, imprimir papeles y tomar mate. antes de despertarme, ya estoy despierta, como el oso que se está por despertar antes de despertarse. y pienso de buen humor que el depsertador ya va a sonar. y suena.
a las seis y diez ya está listo el mate.
ya tuve mis primeros diez minutos de reflexión.
a las seis y veinticinco ya hice una lista de las cosas que tengo que hacer en un word y ya tomé cuatro mates.
a las ocho, ocho y diez, ocho y veinte, salgo de casa, caminando.
-me bañé la noche anterior-
en callao y córdoba paso por las palomas de la iglesia -están conectadas con las iglesias, como si fuera el vaticano- por la señora que regala un diario, lo leo, lo tiro a la basura, paso por una heladería donde esperan los empleados para entrar, por un café donde una pareja habla, paso por movistar, donde entra una señora flaca de tapado y saluda al guardia, paso por la mternidad de santa fe y pueyrredon, donde una enfermera sale en uniforme para buscar el diario, pasoo por el shopping donde el repato de hausbrot entrega una tonelada de pan negro, por otro lugar más, subo al 29, o al subte y bajo en olleros, entro al supermercado chino, donde suena música latina, compro yogur, fruta, algún caramelo, camino y me encuentro con alguna compañera o no, entro al edificio, saludo al guadia, espero el ascensor, me lavo las manos con alcohol, en el ascensor me acomodo el pelo, llego al piso, voy a saludar a algunas compañeras, y a las nueve y media empiezo a trabajar.