un objeto no llega por sí solo a ninguna parte
una vez se quedó el monigo a dormir en casa, de tan solo dos años
nos desppertamos para ver las persiana cerradas y otros amigos
durmiendo!
no podíamos abrirlas y el monigo ya había abierto los ojos
no había para ella otro lugar que el parque, la avenida nueve de julio, los paseadores de perros de san nicolás
el monigo se desató, limitada por los paredones y empezó a buscar hojas que dejaba en un banco y yo las iba ordenando
juntaba hojas y las tráia !fijate lo que es el humano, qué vizcachero!...
yo con ellas le iba enseñando a clasificarlas, indicandole que tipo
de plantas era mas linda, pero no le importaba
yo iba formando un dibujo la planta de la marihuana y una leyenda que decía legalícenla
el monigo continuaba, hasta que nos fuimos y las dejamos en el banco, su alegría de encontar una y traerla, UNA POR UNA
las dejamos formando eso para que alguien las viera
las abandonamos gratuitamente!
nunca más, nunca más volveremos a verlas...
cuántas veces en la infancia nos rodeamos de objetos que encontramos
los conquistamos y con ellos constriumos algo, o los enterramos
para luego buscarlos, grabamos nuestro nombre en un árbol, cuántas veces conquistamos las cosas mirándolas, las queremos profundamente, hasta las podemos robar, y al final las olvidamos... este tema me preocupa mucho, es el del misterio de los oo. aa. objetos que hablan sin hablar sólo por el hecho de
no tener dueño.
1 comentario:
Buenas, muy lindo todo che. te invito a que le pegués un leída a mi blog. Adieu.
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