por lo menos para mí, y creo que les debe pasar a los otros profesores, el alumno favorito no es el que más sabe, o el que más facilidad tiene, sino el que no quiere o no puede, el que muestra con su cara que no caza una. quizás porque él es el que más necesita del profesor, él refuerza la función del profesor y la justifica.
cuando das una clase estás viendo la cara de la gente, y sus caras dicen mucho.
cuando trabajaba con extranjeros me costaba un poco porque no expresaban tanto sus emociones. a veces ves que sufren, otra veces su mente está en un lugar que no es la clase, otras veces parece que fueran una aspiradora que intenta absorverlo todo.
en una clase de karate es diferente. el sensei no pregunta si entendiste algo, porque es todo con el cuerpo y la cabeza funciona de otra manera. cuando ve que todos respiran con la lengua afuera, hay una pequeña pausa, y al final el sensei pregunta ¿está bien? y todos responden que sí y toman posición para continuar.
en karate es más difícil de ver, pero pienso que no hay tanta diferencia con aprender idiomas. cuando aprendemos un idioma llevamos a esa clase lo bueno que tenemos, que es saber nuestro idioma materno a la perfección, y en nuestro idioma materno nos apoyamos, con más o menos fervor, porque es la tabla de referencia, y poco a poco, la vamos largando. algunos la largan el primer minuto, y sólo saben dos palabras y con ellas parece que pudieran comunicarlo todo, ellos parecen kamikazes que se aferran a la sed de justicia y se lanzan en picada. Otros no la largan nunca.
nadie viene a aprender karate como si fuera una copa vacía. todos traen: sus ideas sobre karate, su personalidad, su forma de aprender, obviamente su capacida física, y su ritmo.
el profesor va comprendiendo e interpretando todo eso, y por más que la clase sea la misma para todos, elabora un equilibro de la clase en general y una forma de tratar a cada alumno en particular. llenar esa copa vacía es un largo camino de negociaciones con el alumno: no se puede presionarlo todo el tiempo y tampoco se puede dejarlo aprender por ósmosis.
incluso aspectos de la personalidad influyen mucho. por ejemplo, algunos alumnos tienen un ego muy sensible y se enojan si el profesor no los corrije lo suficiente, otros sudren y se sienten presionados porque el profesor los corrije demasiado, los celosos se sienten mal cuando el profesor ve más a su compañero que a ellos, etc.
en karate las dinámicas de grupo son diferentes porque los mismos compañeros deben controlarse entre ellos tanto en el proceso de aprendizaje como en la conducta y en cualquier otra situación en la que el compañero menos, por falta de experiencia, no sepa cómo manejarse, a diferencia de lo que ocurre en otras clases, en que el apoyo del compañero ocurre de manera espontánea y frecuentemente de a pares, sin ninguna jerarquía.
una vez estábamos haciendo kumite con un compañero y vino sensei y le dijo: usted haga bien, no haga como en las pelìculas. me sorprendiò mucho porque no había captado en absoluto qué era lo que estaba haciendo mal mi compañero. pero ese comentario era particularísimo, le estaba diciendo al alumno que su vicio era ver películas de karate y eso estaba contaminando su técnica. oh casualidad, la sensei que dijo esto era una mujer. en lo personal opino que las mujeres tienen más capacidad de captar esos matices y detalles y poner el dedo en la llaga. con es sola reconvención, si la semilla caía en tierra fértil, ella estaría modificando el desempeño de mi compañero para toda la vida.
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Hace 6 horas
1 comentario:
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