1. ¿cómo continuar?
2. ¿cómo anunciar?
3. ¿por dónde empezar?
Nota: luego de dar clases a cuatro alumnos coreanos, vi que suelen ponerle número a todo lo que escriben, y logran así organizar sus ideas. Aun una lista de vocabularios que puede estar formada por más de 189 vocablos y expresiones, cada elemento nuevo tiene un número.
Creo que esta costumbre puede ser rara para nosotros, que incluso solemos usar letras! para ordenar las listas. Pero ordenar las cosas a partir de un simple número es una gran idea, que nos garantiza un orden determinado sin tener que nombrar la categoría de lo nombrado.
Muchas veces no nos da la cabeza intentando pensar las categorías de los elementos a ordenar. Poniendo números a esa categoría, sin necesariamente rotularla, nos garantizamos un orden económico.
Cada uno puede poner diferentes nombres a las categorías, pero los números son universales.
No así las letras, ya que en español ch fue un largo proceso de dessimbiotización, y ñ llevará siglos desarraigar, o quizás nunca deje de existir.
La idea de que la ñ deje de existir... Si el limbo dejó de existir, la ñ también.
Las preguntas se relacionan no ya con el nombre de las categorías lógicas sino con el orden de sucesión.
1. ¿Cómo continuar? Algo nuevo ya iniciado? Es decir, ¿cómo se pasa de uno a dos?
Tomemos un ejemplo. M trae a casa un playmobil, manifestando que es fanático de este juguete coleccionable. Puedo pasar a regalarle un segundo playmobil. ¿Cuándo? Y por qué he de regalarle uno sino dos, o tres? Parece como si la colección se fuera formando por unidad. O peor aún, para regalarle a una persona algo para su colección, debería existir una colección, y el número uno no la hace. Por lo tanto, quizás debería esperar a que M compre un segudo playmobil. Y yo recién regalarle el tercero. Parece rebuscado, pero qué extraño sería si le regalo el segundo y él nunca compra el tercero, es entonces que yo, queriendo darle sustancia a esa categoría, compraría el tercero, pasando a ser yo la coleccionista, y no él. Y así, yo había coleccionado playmobils sin haberlo deseado. Y como yo no lo había deseado, dejaría de comprarlos y dejaría de haber una colección, y por lo tanto, ya habría comprado dos playmobils "para nada". Esos dos playmobiles fueron como un gasto que no codujo a nada.
2. ¿Cómo anunciar lo nuevo? Es decir, cómo se pasa de cero a uno. Cualquier persona que tenga una familia, es decir, la gran gran mayoría de las personas, sabe que en general, es la madre, o algún hermano quien se encarga de anunciar las noticias. Tantas veces nos ha pasado que nos enteramos de algo trascendental de un hermano o padre a través de nuestra madre... Así como en noviazgo nos encargamos de esparcir las noticias de nuestro novio a la vez que nuestro novio se encarga de esparcir las nuestras, a la vez que amigos o amigas van contando nuestras cosas, de manera que muchas veces no nos vemos en la necesidad de decir "me mudé" "me casé" "tengo un nuevo trabajo". Parece una cuestión de economía, y es interesante de verdad, ya que, ahondando más profundamente en el caso, es muy fácil ver que, a mayor cantidad de separación entre la fuente de la noticia y el informante, más pública se vuelve la noticia, siendo el caso extremo el chimento. Ya que, si un amigo le cuenta algo a otro amigo, existe cierto nivel de intimidad o secreto en la información dada, mientras que si un amigo cuenta a un amigo la iformación de otro amigo, el tercer amigo la contará rápidamente al cuarto amigo y así sucesivamente, en un nivel de separación de los vínculos, la información correraá más y más rápidamente, ya que hay cero compromiso entre la fuente y los restantes esparcidores de la noticia. Como si la intimidad de las personas limitara la comunicación.
3. También refiere a cómo pasar de cero a uno. A nadie se le escapa que en general, al menos en nuestra cultura -no así en los orientales- no podemos comenzar las conversaciones refiriendo directamente el foco central que nos importa. Así como en los cuentos, ningún sentido tiene comenzar con el nudo de la historia sino que suelen traer un marco descriptivo que nos va colocnado en el ambiente y preparando para lo que viene. En una conversación telefónica ocurre lo mismo, saludos de rigos y preguntas por el estado del otro son la introducción al plateo de la razón de un llamado. La extensión de estas introducciones redunda en falta de relevancia, y es uan falta grave, ya que el otro toma la atención sin dar nada a cambio. Lo contario podría ser grosería y también es penado. Irse por las ramas, poner el dedo en la yaga, son faltas graves.
Al echar un vistazo a la lista de mails, me pregunto: ¿por dónde empezar?
Por las dos personas que me escriben interesándose por eventos relevantes de mi vida, por tres mails de trabajo, por los newsletters de mis noticias favoritas, por un mail de amor?
Seguramente, empezaré por lo menos deseado, ya qeu si empiezo por lo deseado, luego me quedará nada. Tiene mucho sentido entonces lo anterior.