Que la dueña comprò por cincuenta pesos el año pasado, que guardò en un estante muy muy alto en el escritorio, que no lo hizo el 8 de diciembre porque estaba de vacaciones, que quedò guardado, que estaba lleno de polvo, que tenìa un pesebre de papel de post it, el pesebre màs simple, y humilde del mundo.
El arbolito descansaba adentro de una caja de bombones, descansaba descansaba descansaba. Hasta que un dìa se despertò y dijo basta. Yo quiero salir de esta càrcel de papel.
Vamos, les dijo a sus guirnaldas, y las fue empujando. Y una una a una fueron cayendo de la caja al suelo.
El arbolito empujò a las guindas, las hojas doradas. Las lucecitas cayeron al piso y una se rompiò.
La dueña se acercaba al escritorio y escuchó golpecitos.
-¿Què es esto? se asombrò. Y por venir ràpido a ver una lluvia de flores en el piso, frutas y luces se patinò y se fue al suelo...
-¿Què has hecho? le gritaron las lucecitas al àrbol.
-La dueña se ha resbalado y està desmayada.
El àrbol miraba todo desde muy alto. La pura verdad era que no se animaba a saltar.
-No està desmayada. Està dormida, dijo.
-Tengo una idea, dijo la hoja dorada. Vamos a soplar para que se despierte.
-Llamen al camello!
Pero el camello era de papel, y cuando soplaba, èl mismo se volaba.
-Llamen a la oveja para que le haga cosquillas!
Y vino la oveja y le hizo cosquillas, pero como era de papel no funcionò.
-Llamen a Marìa y Josè!
Y vinieron Marìa y Josè, pero como estaban recièn se despertaban no tenìan fuerza.
-Baja ya de allì arbolito, dijeron las frutitas de colores.
_Ya voy, dijo èl. Jùntense para hacerme un colchòn. Y tomando coraje se lanzò por el aire, pero era tan largo que cayò arriba de la cabeza de la chica.
Entonces la chica empezò a despertarse.
Què es todo esto>? ¿Què està pasando? preguntò.
El àrbol habìa rodado por el suelo y se habìa quebrado una rama.
Estoy roto, y me duele el codo, se lamentaba.
Ràpido, hagamos algo ya, dijo la oveja de papel!!!
La dueña se estaba despertando y veìa todo con confusiòn.
Vengan para acà, sùbanse arriba mìo, dijo el àrbol.
Lucecitas, enhùfense, frutitas, salten
Una frutita saltò a una rama, y ayudò a las demàs a trepar, y asì fueron haciendo una cadena.
Esperen!
Dònde està la estrella?
Oh, no
siempre tan coqueta, la estrella se habìa quedado arriba maquillàndose
estrellita, estrellita! bajà, que te estamos esperando!!
pero la estrellita estaba furiosa
-Tanto tiempo dentro de la caja, ahora quiero arreglarme!
¿Dònde estàn mis brillos! me he opacado
baja de una vez, que la dueña se està despertando...
estoy juntando mis brillitos
vamos, baja ya de una vez!!!!!!! No tengas miedo
-Eso sì que no! allà voy.
y saltò y cayò, sus cinco patitas daban vueltas por el aire
allà voy !!!
Y cayò justo en la cima del arbolito,
y para que no quedara despeinado el penacho fue acomodando las ramitas y armò
como un nido donde se sentò, y arreglàndose las pestañas se desperezò, tenìa sueño despuès de haber dormido tanto tiempo. màs de un año hacìa...
la dueña mirò el àrbol, brillante de lucecitas, frutitas y la estrella màs brillante que nunca.
lo mirò y lo mirò.
y vio que faltaba algo.
Creo que le falta algo, dijo.
-¿Què es lo que falta, se inquietaron las frutitas? porque ellas podìan hablar
sin que la chica los escuchara.
Una fruta le preguntò a la hoja
-Què es lo que falta?
-Quizàs falta un camello.
-No, el camello està.
-Quizàs falta la vaca.
-No, la vaca està.
-Y el niño?
-El niño tambièn està.
-No, no està!
-?Còmo que no està?
-No està!!!
Dònde està el niño?
Dònde estàn los padres
Acà estamos dijeron Marìa y Josè.
-Llamen a Jesùs, dios mìo, este chico!, dijo el àrbol.
Jesùs se habìa quedado arriba del estante.
Entonces la chica agarrò la escalera y fue a ver en la caja. La abriò, y allì estaba, durmiendo el niño. Acà està...
Y lo agarrò y lo puso en el pesebre. Era el pesebre màs simple del mundo, pero no podìa faltar ninguna parte.