domingo

lic.

-¿vos estudiaste en la universidad?
-sí. soy licenciada.

-¿acá que pongo?
-poné licenciada en letras.

-vos sos licenciada?
-sí.

-profesora, vos estudiaste para dar clases de español en la universidad?
-sí, soy licenciada en letras.

-me enteré que te recisite!
-sí, soy licenciada.

-te felicito!
-gracias, no puedo creer que soy licenciada...

-y ese diploma?
-es mi diploma de licenciada.

-a qué se dedica?
-clases de español. soy licenciada en letras.

-¿usted es profesora?
-sí, licenciada en letras.

-nosotros los estudiantes de letras
-hablá por vos, yo soy licenciada




viernes



jueves

me gustan

esas personas que les mandás un mail preguntandoles algo, y te responden contestando pero cambian el texto del asunto.

creo que este sábado a las once de la mañana alguien me va a tirar un huevo por la cabeza porque dios mediante me recibo de licenciada en letras,


si alguien me tira un huevo por la cabeza, que la yema se rompa.

miércoles

ayer supe

que kirchner se iba a morir. mientras viajaba en el coletivo pensé, bueno, ahora muere kirchner... qué increíble. una muerte anunciada.

lunes

La Niña de la Luna


Flavia Da Rin y Mateo Amaral hicieron el video de un cuento mío, La Niña de la Luna.
Si quieren verlo, está en la vidriera de Hermés, en Av. Alvear 1981...






Censo 2001, del 17 al 18 de noviembre

19 de noviembre

Supe del censo por los anunicios en la calle, y un día en que teniendo que recorrer de punta a punta el tramo de la línea D, leí el diario del subte. En ese momento me enteré de que los maestros no lo iban a realizar y que se llamaba a estudiantes y trabajadores estatales. Era martes. El miércoles a la tarde alguien me preguntó si me había anotado en el censo, yo dije que no, pero que me interesaría hacerlo, y acto seguido comencé a lamentarme interiormente pensando que ya era demasiado tarde y había perdido la oportunidad, pudiéndome haber anotado el día anterior, cuando leí el diario. El jueves a la mañana llamé al INDEC y me enteré de que todavía tenía tiempo. No lo podía creer. Estaba convencida de mi mala suerte, pero no me acordé en ese momento de que estoy convencida de que cuando creo que tendré mala suerte ocurre lo contrario y viceversa, ya que estoy convencida de que el destino está decidido a sorprenderme haciendo que mis suposiciones sobre mi fortuna personal siempre resulten equivocadas.
Me dijeron que podía anotarme en las facultades de ingeniería, ciencias sociales, económicas o arquitectura. Decidí probar en sociales, que estaba cerca de económicas. Salí corriendo de mi casa, el tiempo estaba feo. En la Facultad de Ciencias Sociales encontré profesoras dando los cursos del censo, y ellas me dijeron que allí no me podía anotar y que tampoco sabían nada. Un señor me dio un teléfono, que era el 0800 censo. No me acordé de que a pocas cuadras podía probar en la Facultad de Económicas. Me fui a hacer otro mandado, tenía que ir a buscar un mazo de cartas Pokémon que me había regalado un señor.
A la tarde me encontré con un amigo y le conté todo esto. Se ofreció a acompañarme a Económicas. Nos bajamos una cuadra antes porque él confundió el edificio de Aguas Argentinas con la facultad, pero igual llegamos enseguida porque era en la otra cuadra. Al entrar vimos de lejos una mesa para anotarse en el censo, y cuando nos acercamos, caminando por un piso peligrosamente resbaloso (yo corría) la chica, que estaba con una pc portátil, le habló a un chico que estaba al lado de la mesa, dijo riéndose "los anotamos igual", por lo que yo entendí que se estaban por ir. Sí, por favor, anotame igual, rogué, a pesar de que ella acababa de decir exactamente eso. Me pidió el número de mi libreta y yo se lo dije pero sin dársela, para que no se diera cuenta de que en ella no estaba registrada como aprobada ninguna materia, ya que abandoné el cbc en agosto. Me preguntó en qué barrio vivía, por lo que tuve la esperanza de que me tocara censar cerca de mi casa, que es en Nuñez. Después pregunté acerca del dinero, si nos iban a pagar cuarenta pesos por día, y ella se rió y dijo que eran cuarenta en total, con lo que yo me decepcioné un poco porque pensaba que eran ochenta pesos, pero a la vez, el hecho de que fueran sólo cuarenta me alivió de otro futuro desencanto, ya que en ese momento pensaba que nunca nos iban a pagar. La chica dijo que sí nos iban a pagar, en quince días. También me dio la dirección adonde tenía que hacer el curso, era en Presidente J. A. Roca al 651 a las nueve de la mañana.
De ahí me fui con mi amigo a lo de una amiga, donde me bañé y cambié, y de ahí nos fuimos a Belleza y Felicidad, donde había una subasta de arte, con precios que comenzaban con veinte centavos. Me compré una mesa de Eubel, es de cartón (la mesa) y tiene un dibujo de Lola Goldstein en la base superior, una carita ovalada de color crema, sonriente.
Al día siguiente salí de mi casa a las ocho de la mañana.Tomé el subte de la línea D, me bajé en Catedral, tenía que caminar unas cuadras, había sol y hacía mucho que no me levantaba temprano, me gustó el aire fesco. Lo que me preocupaba era la manera cómo me miraba la gente, hasta que recordé que la noche anterior me había puesto gel en el pelo y que me lo había parado todo. Entonces pensé que ojalá no se fijaran en la imagen, porque si no, no me tomarían. Todo el tiempo estuve convencida de que finalmente no realizaría el censo, de que, por ejemplo, llegaría y me dirían que había que ser mayor de edad, o algo así.
Llegué al lugar del curso a las nueve menos veinticinco. Era en el noveno piso y estaba casi vacío, salvo por un tipo que leía en un sillón contra la pared. Prendí un cigarrillo y me puse a esperar. Al rato llegaron unos estudiantes y les pregunté si tenían birome de más, porque vi que traían carpetas y me di cuenta de que yo no tenía más que una birome naranja fluorescente que no servía para escribir. Así que empecé a darles charla, lo cual no me costó mucho, porque todos teníamos intriga, y después vino un señora masestra, con rulos, pelo negro y un vestido rosa con bordadito en el cuello, que sumó sus conocimientos a los nuestros. En general, en ese momento me quedó claro que era posible que nos tocara una villa o una casa tomada, que tendríamos que ponernos un guardapolvo blanco, que en cada casa íbamos a entrar solos y no acompañados, que el curso no duraría hasta la una sino hasta las once, y que no tenía nada que ver que me hubieran preguntado en qué barrio vivía porque me podía tocar cualquier lugar, incluso fuera de capital federal. Pero yo seguía excitadísima con la idea, y estuve a punto de decir, mirá si nos toca una casa tomada como la de Okupas, pero temí que se burlaran de mi frivolidad y me callé la boca.
Al final aparecieron dos mujeres que miraban para todos lados, buscando un lugar, y todos entendimos que eran las profesoras y las seguimos hasta un auditorio que parecía un teatro, y tenía unas butacas verdes muy cómodas. Yo me senté en la segunda fila para ver mejor. Una de las señoras era elegante, vestida de traje gris, pelo canoso plateado y con unos anteojos medio rojos que eran muy lindos, y boca fruncida, y la otra estaba vestida con jean y remera rayada, pelo negro cortado en melena y un poco gordita. Empezó a colgar unos carteles sobre una mesa larga que había en el escenario, y mientras tanto la otra nos dio unas planillas para que rellenáramos nuestros datos personales. Yo la llené y me puse a ver, y después vino un chico y se me sentó al lado. Tenía puesto un traje viejo, y zapatillas blancas, tenía olor a viejo, o a aceite quemado, no sé, era un olor picante mezclado con humedad, bastante molesto, y yo miraba para el otro lado, porque él estaba a mi derecha, y le elogié las uñas a una señora de al lado, era uñas medio rojas, pero ella decía que eran naranjas. Lo que pasó fue que los que llegaron tarde no sabían que habia que rellenar los datos en esa planilla, y empezaron pasarlas de un lado para el otro, y yo le dije al chico maloliente, ¿vos ya pusiste tus datos en la planilla? Y él dijo que sí. Que en la entrada. No, le digo, yo, tenés que buscar la planilla que anda dando vueltas por ahí. Pero yo ya la completé, dijo él. Bueno, andá a cagar, pensé yo. Y después se formó un despelote, la mitad había rellenado la planilla y la mitad no, y todos levantaban la mano.
La mujer morocha se impacientó un poco, pero suavemente, y por fin estuvimos listos para escucharla.
Yo había pedido birome a una chica de atrás mío, que me la dio y después me la quedé para siempre.
La cosa no era tan fácil como parecía, porque había un montón de detalles para cada cosa. Cada pregunta llevaba a otra, pero dependía de un sí o un no para que el recorrido de las preguntas cambiara. Hubo dudas, por ejemplo una señora preguntó ¿si nos dice prostituta qué ponemos? Y alguien respondió "ofrece servicios sexuales" y todos aprobamos esa respuesta, y otra ¿y si es tavesti?
A las diez nos dieron un recreo de quince minutos, yo fui a fumar y al baño, pero hubiera preferido que no tuviéramos recreo, para terminar antes.
Nos dijeron que nos iban a llamar a la tarde para decirnos la zona que nos tocaba, también que "por seguridad" lso carnets no habían sido entregados y que nadie sabía cómo eran.
Nos dieron teléfonos para que si no nos llamaban pudiéramos averiguar.
Nos dijeron que ensayáramos el censo en nuestra casa, que repasáramos el manual, etc.
De ahí me fui a lo de una amiga, tenía que llevarle unas cosas, la censé a ella y a su novio, y me la pasé hablando del tema. Después vino un amigo, también le conté todo lo del censo, pero no lo censé. El me cortó el pelo.
Ese día llegué a mi casa a las diez de la noche y no me habían llamado. Probé con todos los teléfonos y ninguno respondía.
Me sentí triste, finalmente, no iba a hacer el censo.
Dormí hasta las once de la mañana. A las doce me llamaron, un tipo me dijo que me tocaba ir a Mataderos, me dijo mi número de radio y fracción, y el nombre y teléfono de mi jefa de radio, y yo le dije, qué suerte que me llamaron, realmente quería hacerlo, y él secamente me respondió: sí claro, yo también quiero hacerlo, por eso estoy llamando, pero no sé si dijo exactamente eso, porque a mí me dio la impresión de que lo que me quiso decir fue, dejá de decirme pavadas que estoy ocupando el teléfono y tengo que hacer otras cosas.
Salí tan apurada que me olvidé el manual del censista, me guardé una mandarina. Después de estudiar exaustivamente el plano, no encontré ningún colectivo que me llevara de Nuñez a Mataderos, así que tomé la línea D, luego toda la A y me bajé en Primera Junta, donde tomé el 180 y me bajé a dos cuadras de la escuela que me tocaba, que era en Artigas al 5900, a una cuadra de J. B. Alberdi.
La escuela era grande, y muy hermosa, de ladrillos, me parecía de la época de Perón, pero quizás era más antigua. Allí me encontré con mi jefa de radio, que se llamaba Alicia, y que me derivó a otra, que me volvió a derivar a Alicia, que llamó para ver si alguien necesitaba ayuda, y al final llamó a Pilar, que estaba en el piso de arriba y bajó, y finalmente me fui con Pilar. Subí, y me dieron una bolsa común de color azul, pues ya no quedaban bolsas de censista, pedí un manual, tampoco quedaban así que una maestra me prestó uno con la condición de que lo devolviera porque se lo quería mostrar a sus alumnos, y me dieron un plano con la consigna de que buscara a una tal María Elena, que necesitaba ayuda. Me explicaron que en cada puerta, una vez censado el hogar tenía que poner una figurita del censo. Me alegré porque me sería más fácil encontrar a María.
Eran las dos y media cuando me encontré con ella, que estaba en unos departamentos en planta baja. Era rubia y tenía la voz ronca. Me dijo que hiciera tres departamentos y que luego empezara con la vereda del frente. Sólo hice uno, porque en los demás solamente había perros que ladraban, tendría que volver al otro día. Después de ayudar a María tenía que encontrarme con un tal Roberto.
Pero primero hice la cuadra de enfrente. Primero un pintor de paredes que estaba desocupado, y el resto, familias chicas y mucha gente grande. Me quedó claro que nadie entendía que en el país podía existir gente que no tuviera baño, o que en el baño no tuviera inodoro, o que en el inodoro no tuviera sistema de desagote, o que compartiera el baño con otras personas. La mayoría amable, aunque otros con desagrado, y una vieja no me quiso dejar pasar, así que tuve que apoyarme en la pared, y hogares llenos de hijos mayores de 25 que aún vivían con los padres y que siempre estaban saliendo de la ducha o tocando algún instrumento o escuchando música.
Todos me preguntaban si lo hacía por la plata, y yo decía que era estudiante de sociología, y que si no hubieran pagado lo hubiera hecho igual, y lo de sociología era mentira, pero lo de que lo hubiera hecho igual era verdad, pero más complicado de explicar, porque yo estaba entusiasmada porque me interesa la gente aunque a veces la deteste, pero me interesaba observarlos y o conocer casas extrañas que nunca más visitaría.
No les iba a decir eso.
A las siete terminé con una última casa, y me faltó visitar una donde vivía un viejita medio enferma a la que los hijos encerraban en la casa porque se escapaba.
Eran las siete y decidí no buscar al tal Roberto e irme a mi casa directamente, ya que me habían autorizado a no volver a la escuela. Todavía tenía que llamar a María para darle las cédulas que yo había completado, aunque sin numerarlas, y para ponernos de acuerdo en la numeración que debía ponerles.
Fui a lo de una amiga. Ella se iba con su novio a una fiesta de dizfraces, ambos se iban a poner de hindúes. Y yo iba a una fiesta a tirar las cartas. Nos maquillamos juntas, yo me puse gel en el pelo, que de tan corto me quedó un jopo en la base del cráneo, que parecía una cresta de gallo caída para el costado, y era muy divertido hasta que se me ocurrió que parecía el gorro de un militar, y más o menos. Me pinté una estrella de billantina en la frente y el borde de la estrella negro, y me puse una tela verde de terciopelo como pollera y quedé como debe ser para tirar las cartas de pokémon: tipo duende.
A las once llamé a María y me puse a numerar las cédulas, de manera que olvidé el lápiz, la goma y el sacapuntas en la casa de mi amiga y me fui a la fiesta con mi mochila y la bolsa del censo.
Cuando llegué, la fiesta aún no había empezado. Era la una y cuarto de la noche, en la entrada me encontré con los dos chicos que semanas antes me habían entrevistado como tiradora de cartas pokémon. La puerta de acceso a la sala principal estaba cerrada, se escuchaba una música del norte, con flautas y qué sé yo, a mí se me antojaba plateada, por lo moderna y rápida. No me entusiasmaba. Me quedé en ese hall pequeño, que en el lateral tenía unas escaleras de mármol, donde después me senté. Los dos chicos se fueron a pegar avisos a la calle, vinieron unas chicas y se fueron porque la fiesta no había empezado. Me quedé conversando con el tipo de la mesa que iba a cobrar, le dije lo de las cartas, le quise mostrar cómo eran y bajé de la escalera, me resbalé y me fui para adelante, pero por suerte me sostuvo un cartel de madera que estaba semiapoyado en la mesita donde estaba este tipo. Las cartas le gustaron, me contó que no sé donde, al norte, tomó una infusión de los indios que le hizo delirar y saber muchas cosas de sí mismo, y con un guía que lo ayudaba, y que una prima le había hecho la carta astral, y que había acertado. Al rato la banda paró de tocar pero la gente dijo bis y volvieron a tocar. Todos suspiramos. Había que hablar en voz baja. Vino una vieja y entró.
La gente se empezó a ir y yo me levanté de la escalera, resbalé y me caí de culo en el último escalón. Me dolió mucho.
Una vez adentro, tenían que quitar todas las mesas para poder bailar. Contemplé todo sentada en un sillón, se me caían los ojos. Al rtato fui al bar a la barra a tomar un café. La cosa mejoró. Un chico se me puso a hablar, era feo y medio idiota, no me acuerdo qué dijimos. En una pasillo pusieron para mí un sillón con una sábana roja, una mesita baja y otro sillón. Era enfrente del baño. En la pared de afuera puse el cartel que había preparado.
Todavía no había gente, pero me instalé ahí y me puse a leer Prisión Perpetua.
Pero nadie quería tirarse las cartas
Al rato aparecieron tres chicos, uno de ellos, morocho, que parecía drogado y que quiso tirárselas. Los otros dos miraban. Quedó conforme y se fueron los tres. Después apareció una chica de la radio para decirme que lo que le había dicho se había cumplido y se la veía feliz. Ocurrió algo muy extraño esa noche, y fue que ninguna chica se quiso tirar las cartas. Todas pasaban para el baño y me miraban con cara de horto. Pensé: porque soy bonita me tienen envidia y ven que sólo entran varones, lo cual es la pura verdad. Es verdad también que esa noche tenía una especial inclinación por los varones, al tercero le di un beso en la boca para despedirme, y creo que eso me atrajo bastante clientela. Después vino un tarado que me hizo un montón de preguntas, como por ejemplo si yo creía en Dios y si yo creía que eran los espíritus los que me decían lo de Pokémon. Además le tomé bronca porque me dijo que había estado haciendo el censo, que no era estudiante pero que había agarrado el trabajo porque la madre era empleada de no sé dónde, que le había tocado un edificio de cuarenta departamentos y que ya había terminado. Le dije que igual al día siguiente tenía que volver por si alguien necesitaba ayuda, ya que había muy pocos censistas, pero dijo que ni pensaba hacerlo porque él ya había terminado lo suyo. Me pareció idiota y estúpido, además tenía en la comisura izquierda del labio una cosita blanca que era asquerosa. Nadie lo querría besar porque eso parecía pus.
A las seis de la mañana me fui a mi casa. Llegué a las siete y me fui a dormir después de comer pastel de papa del día anterior, que me cayó horriblemente pesado y aceitoso. Me desperté a las nueve, me bañé y me fui, deseandeo no vomitar el pastel de papas por el camino. Un rato antes de irme, llamé a mi jefa de radio, Pilar, y le dije que el lápiz se me había partidos, mentira, me lo había olvidado. Me dijo que le quedaban, que no importaba.
Otra vez me llevé una mandarina por las dudas. Fuí hasta la General Paz y me topmé el 117 hasta J. B. Alberdi y Larrazábal, caminé una cuadra y estuve otra vez en la escuela de la República del Brasil, o algo así. Allí encontré a María, la censista a la que había ayudado el día anterior, y le entegué mis cédulas ya numeradas.la noche anterior. Me dijeron que Pilar estaba supervisando mi zona, sin decirme exactamente dónde encontrarla (había cierto placer en general en decir "zona" o "radio" sin especificar la calle). Por el camino me encontré uno morocho que me pareció que era Roberto,y me dijo que ya había terminado. Después llamé a Pilar al celular y me dijo en qué cuadra estaba. Nos encontramos y caminamos buscando no sé qué, le dije que había visto a Roberto y luego ella se fue. Quedé con la orden de ayudar a cualquiera, y que yo haría las casas que me faltaran y después la llamaría a la escuela para que me dijera qué tenía que hacer. Por el camino vi que faltaba una etiqueta en una casa y toqué. Allí estaba Roberto, que era morocho pero bien morocho, y no como el que yo me había cruzado. Ayudé a Roberto en la mitad de la cuadra. Me recibieron muy bien y pude fumar tranquilamente. Despuiés me volví a encontrar con él (siempre llegaba para interrumpirlo en vez de esperarlo afuera). Lo encontré en lo de una mujer que vivía sola con la hija, que tenía diez años y parecía de quince. Antes yo había estado en un kiosco, y querido comprar un chocolate de 25 centavos, y el kiosquero, a cuya familia acababa yo de censar, me había regalado cuatro cohoclatines. La mujer, muy inteligentemente (me habría visto la cara de sueño) me ofreció un café. Luego yo convidé el chocolatín que me quedaba a la chica de diez que parecía de quince. Me causó risa que antes de cada pregunta Roberto dijera "digamos", usted recibe pensión?, por ejemplo. La nena era muy educada, me ofreció un cenicero.
Roberto se ofreció a acompañarme a las tres casas, él hizo un departamento y yo otro. En el que me tocó a mí no pude entrar. Me atendió un chico y me dijo que su mujer estaba enferma (yo la escuchaba toser). El estaba desocupado hacía dos meses, antes trabajaba en un laboratorio. Allí vino un tipo de enfrente a darme una goma que me había olvidado en su casa. La casa de enfrente donde estaba la vieja encerrada vimos que estaba en venta y como no nos contestaba nadie nos fuimos a la escuela. Roberto no sabía ni dónde estaba, pero yo me acordaba de las calles. Volvimos pronto y me entretuve no sé con qué.
Después fui a fumar y me puse a observar algo que me llamó mucho la atención. Era una cartelera del correo romántico de los chicos de 4°. Las cartas eran increíblemente reveladoras acerca de la influencia de la televisión en los chicos y su deshinibición sexual.
Y allí ocurrió algo fatal. Roberto se puso a rellenar las planillas especiales para entregar el material y yo miré sus cédulas, no sé porqué. Entonces descubrí que en vez de letra manuscrita mayúscula, como debía escribir, había hecho gran parte de las a, m, n y e en cursiva minúsculas. Y esto en forma totalmente caprichosa, empezando en mayúscula y terminando en minúscula. Tuvimos que borrar y corregir todo. El era empleado municipal. Después también descubrimos que los puntitos que iban junto a las respuestas tenían que estar bien rellenos, de lo contrario el escáner no los podría leer. Los puntitos de Roberto también en varios casos tenían partecitas blancas. Me los puse a rellenar, y casi lo quise matar cuando descubrí que había dejado sin corregir un montón de letras m.
Entre tanto, yo quería entrar en la conversación de las viejas que estaban atrás mío, a pesar de que se reían de cosas idiotas, pero no me daban bolilla, no sólo no me escuchaban sino que tampoco me miraban. Además cuando me hablaban lo hacían como si yo fuera una nena, y totalemte inferior o idiota. A todo esto, yo estaba convencida de que mis planillas tenían muchos menor errores que las de ellas, una mujer habia anotado tres opciones a la vez donde sólo tenia que anotar una, por ejemplo. Pero no me hacían caso, me sentí realmente discriminada. No las odiaba, pero las despreciaba por que ellas no me apreciaban. Me trataban con condescendencia.
Por suerte al rato llegó una mujer pidiendo auxiliar (o sea, yo) para un viejo que andaba por el barrio y al que áun le faltaban diez casas. (Eran las tres de la tarde). Fui hacia allí, llevada en auto por una maestra de jardín de infantes. El tipo estaba en un cuarto piso, le gritamos, se asomó al balcón, le dejamos unas cédulas y nos fuimos. La mujer me acompañó hacia el principio de mi recorrido, que era el final del recorrido del viejo y se quedó conmigo hasta que la convencí de que era capaz de hacer sola el censo, diciéndole que no perdiera tiempo. Por suerte muchas casas estaban cerradas o eran negocios. Al fin censé a tres familias y en la esquina (donde estaba la familia más interesante) me encontré con el viejo. Eran una señora con su nenita, que tenía rulos y era muy bonita, pero nunca hablaba, tenía dos años y no le gusté. Me quedé sentada en un sillón marrón, y me di cuenta de que el viejo anotaba lo que se le antojaba, en vez de obra social ponía prepaga y sacaba sus propias conclusiones acerca de los electrodomésticos de la mujer y la supuesta no incapacidad de los miembros de la familia. Discutimos sobre la prepaga, ya que al tipo se la descontaban del sueldo, lo que para el censo era obra social, pero lo cursioso es que yo me preocupaba por todos los detalles, realmente me lo tomaba en serio, pero los demás no, y yo no lo podía entender. Aparentemente, el viejo era un charlatán que se quedaba a comer en cada casa que censaba. Sin embargo me dio pena, o algo así. Volvimos caminando, él tampoco tenía idea de para qué lado quedaba la escuela. Por el camino encontramos una esquina donde de los cables de la luz colgaban decenas de zapatillas, y empezamos a preguntarnos que significaría, él decía que la conmemoración de un partido ganado, y yo casi estuve de acuerdo pero después vi que no todos eran botines, y eran zapatillas muy rotas en su mayoría. En la otra esquina había una vieja en la puerta de la casa y le pregunté de zopetón el porqué de las zapatillas. La vieja dijo que el hecho habia salido en la radio y que se decía era una marca para indicar la venta de drogas, y que cuando una vez sacaron todas las zapatillas alguien las volvió a colocar al poco tiempo. El viejo quería quedarse conversando con la otra, pero yo me empecé a alejar y me siguió. Me contó que había estado en el censo anterior. Después pasamos a los temas comunes, me quejé de que me hubieran llamado tan tarde, él se quejó de otra cosa, hablamos del censo, que sería incompleto, etc. En un momento pasamos por una comisaría o algo así, y al lado había una ventana de la cocina de una casa, una mujer gritaba, y un hombre también, y me pareció que era el ensayo de una obra de teatro. La cocina estaba pintada de azul y los gritos borraban la voz del viejo, que seguía hablando incansablemente. Llegamos a la escuela a eso de las cuatro y media, y me puse a copiar las cartas de los nenes. Alli vi a Roberto el morocho. Yo sabia que el tenia que irse a las tres pero me alegró que estuviera, porque si se atrasaba era por haberse descuidado antes. Me puse a copiar esas cartas, que eran de lo más interesantes, y después decidí irme. Pedí una bolsa de censista, que era bastante linda, devolví el manual, el carnet, el lápiz, la goma y el sacapuntas no porque no sé dónde me lo había olvidado. Allí Pilar me dio un pase de subte de valor 3 pesos, o sea, cuatro viajes y veinte centavos, pero no sé si anda porque aún no lo usé.
Me puse la mochila y la bolsa del censista, me despedí, cuidando de no olvidarme nada, y me fui. Esperé el 117 un buen rato, me dormí por el camino y me despertó el inspector. Estaba cansada. En General Paz y Cabildo tomé un colectivo hasta García del Río y desde allí caminé hasta Zapiola, pero antes me compré un helado, si no, no llegaba. Era una tarde de sol, de calor, pero pronto refrescó. Llegué a mi casa, conversé un rato con un señor que estaba de visita y después me fui a dormir. Desde las siete de la tarde a las once de la noche. Me desperté, fui al baño y me volví a dormir hasta el otro día.

sábado



viernes

hoy lavé los platos

durante 35 minutos, ¿sabés lo que es eso?
-sí. y mañana tengo que lavar toda la ropa sucia de la semana, te das cuenta?
-sí, y además, quedé en preparar chipacitos para un cumpleaños, podés creer?
-no! y yo quedé en hacerle la torta de chocolate a mi suegro...
-estamos muy cargadas. ¿cuándo nos vamos a depilar?
-vos no usás epilady?
-no, yo me depilo con cera en la peluquería.
-no seas boba, comprá ya mismo una epilady.
-y cuánto cuesta?
-por solo trescientos pesos, podés compras una en fravega.
-ay, no sé. no es muy caro?
-mirá: calulá lo que gastás en cera, sin contar lo que te duele. en pocos meses, vas
a estar ahorrando muchísimo dinero. y con todo lo qeu te ahorres, te comprás un lavarropas.
-qué buena idea. voy a ir a fravega a comprarme la depiladora.
-haceme caso, comprala en cuotas con tu tarjeta de city banco, y obtené un descuento en el shopping alto palermo para comprar esos accesorios que tanto te hacen falta. no pierdas tiempo! andá ya a frávega, y después me contás.
-gracias, pirucha. con una amiga como vos, siempre voy a tomar las mejors decisiones.

no lo dudes más. andá a fravega, y comprate una epilady, por solo 300 pesos!



jueves

te propongo...

escalas de ayer: del centro a belgrano, de belgrano a caballito, de caballito a belgrano, de belgrano a colegiales, de colegiales a palermo, de palermo al centro
a belgrano, a trabajar, a caballito, a la universidad de buenos aires, a belgrano a academias oscar, a colegiales a buscar a m, caminar y llegar a palermo a una fiesta en un bar. una fiesta sorpresa. yo no puedo creer que realmente puedan sorprender a alguien. lo ve muy difícil!

será verdad que nunca nunca sospechó nada? fue re divertido el momento en que nos escondimos atrás de unas sillas y cuando ella apareció, la veíamos venir por una ventanita, y al llegar empezamos a cantar... que los cumplas feliz, que los cumplas feliz...que conste que no fue mi idea, no, no creo que sorprender a alguien, de ninguna manera, para bien o para mal, esté bien. estoy en contra de las fiestas sorpresas, a menos que sea para un niño que fue separado de sus compañeros de colegio y los extraña.

así una fiesta en un patio quiero hacer para mis amigos, un convite cuando festeje mi licenciatura. estoy a un paso, solo falta que la profesora S me firme, está engripada. sueño con este encuentro. la profesora es rubia y flaca y la que mejor se viste, no solo en la universidad de buenos aires, quizás es una de las mujeres más elegantes que se han visto. quizás, si yo fuera estudiante de fotografia, le propondria como proyecto hacerle un book.

miércoles



ayer cociné pastel de papas con carne cortada a cuchillo
no había carne picada entonces compré paleta y la corté
leí el libro de francis mallman en su receta pone comino, mostaza, un poco de vino
cosas que yo en general no pongo, lo hice.
pero no copié su forma de condimentar y de preparar el relleno, lo hice a mi manera
no hubo tiempo para hacer el video para cocina a los golpes sin embargo, pronto lo haremos.
el relleno de pastel de papas sirve para comprender el relleno de las empanadas y también el concepto de un estofado. es muy práctica la paleta.

martes

este año logré

expresar mis emociones, llegando al borde de la cordura

le di un manotazo al vidrio de un auto de una mujer que me tocó bocina por desidia

escupí la ventanilla de una camioneta jeep nuevo modelo y con el dedo lo refregué frente a una mujer que intentaba interponerse en mi camino aprovechando qeu pasaba el tren

pateé un tacho de basura en el pasillo de la casa al salir de un cumpleaños porque estaba de mal humor y tenía sueño

(se me ) rompió un frasco de vidrio

a una chica de babuchas que se interpuso en mi camino le dije "correte hippi boluda"

a un par de mexicanos que querían colarse con otros amigos, en el supermercado, perdón, van a invitar a muchos amigos más a colarse, o son solo ustedes' diganemlo ahora, porque asi me voy a otra fila...

perdona querida, tenes algun problema? o no te quedo claro que está prohibido fumar en este pasillo decimelo, si no querés que llame al de seguridad para ponerte una multa.

chiquitos, en el arenero no se puede jugar a la pelota y punto. y agarré la pelota de fútbol y la tiré afuera del arenero

pero vos me estás viendo la cara? le respondí al alumno que se negaba a asumir su compromiso comerciales

esto no era lo acordado, le dije a d(n)ora de academias oscar, y me regaló una clase extra

disculpen, saben donde está JK, porque me tiene que devolver un cuadro que es mío y no la puedo localizar, -le dije por facebook a seis amigos de Jk, hasta que ella tuvo que llamarme por teléfono para devolverme el cuadro que se había apropiado.

guau....
quiero más.

como dije, no estaba en mí hacerlo. y sin embargo... no me dejaron otra alternativa...

lunes

pensamos en el malo

¿cómo pensamos en el malo? y por qué cuando nos sorprende decimos "guau"
acaso el animal conoce, sí, somos como brujitas enviadas en varitas
la magia es de brujos y no hay brujo que no sea injusto...

la otra noche, saoñé con mi papá. que no nos dejaban verlo por que le prohibian la tenencia.
en esta frase se encierra mucho del sueño. quién es el objeto aquí?
por qué yo no dije no le dejaban vernos, y dije no nos dejaban verlo
quién hizo algo malo, él o yo?

rosario

el sábado fuimos a rosario por el día. era mi sueño ir a rosario. caminamos por la costanera, comimos surubí en milanesa, dorado y boga -mi favorita, qué grasosa!-
papas fritas y ensalada rusa, mi capricho.

dormimos la siesta en la playa. a la vuelta me entretuve sacandome la arena de la cabeza.
de pronto, oh, tramposo, ibamos a cruzar un puente gigante, larguísimo pero en vez de cruzarlo, nos encontramos volviendo.
-¿estamos volviendo, por esta autopista, el paseo por el puente se transformó en la vuelta, así como así? es que rosario es muy grande. y se hace de noche, tenemos que volver. el gps marca las diez de la noche como hora de llegada.

la idea mental que tengo de rosario no ha cambiado. es un triangulo, una esquina de calle empedrada y dos casas medio antiguas y un cielo gris.
sin embargo hubo sol. y vimos mucho verde. pero para mi rosario es gris.

yo, si tuviera un auto tendría un fiat uno. por varias razones

FIAT

porque cuando era chica mi papá tenia una fiat 1500 camioneta negra y dorada y luego el auto fiat 1500 en color ladrillo -increible- luego fiat 128 verde, no fue tan bueno luego una camioneta ford celeste ranchera
pero fiat me parece un auto a mi medida. y además el fiat uno tiene un diseño que me gusta
no me gusta que un auto parezca un buñuelo, considero que la máquina es algo más bien cuadrado, por eso me gusta el diseño del bmw mas viejo o volvo, en esa line ahoy en dia todos loa autos son redondos y el fiat uno no.
de qué color me lo compraría?
rojo o negro. rojo es realmente increible. por que ahora ningun auto es rojo
y a mi me parece que tener un auto rojo es un punto.
tendria ese auto y los fines de semana nos iriamos a pasear a rosario, entre rios, san antonio de areco, tandil, o cualquier otro lugar que mas o menos pueda llegar...

viernes

llegó

Una idea genial, a comprar en La internacional Argentina, El salvador esquina Gascón...


martes

la primera impresión,

como los colores, lo que vemos de la gente es lo negativo, la luz proyecta calor sobre el material haciendo qeu ciertas energías se despeguen de él, esas energías no son reflejos -la luz es el reflejo- lo qeu vemos son desechos, y esos desechos qeu pasan a representar la manzana no son el color de la manzana solo el sudor de la manzana, por eso un negro, un africano, un blanco etc son pigmentos diferentes, pero la primera impresión dice todo ya. empezamos esta manzana es roja, y luego, no en realidad es veteada, tiene brillo tiene una hojita verde, "no es roja", pero después la pusiste en una caja de manzanas y junto a otra caja de manzanas del mismo color u otro y de qué color es la manzana: roja.
por eso si te dicen ah bueno, no generalices, les tenes que preguntar, decime de qué color es la manzana, y te va a decir roja, entonces le tenes que decir ah bueno, está bien, si vas a generalizar así, y si le preguntas de qué color es una manzana y te dice : depende, entonces estás frente a alguien de mala fe, y en ese caso deciselo: está bien, tenés mala fe, con vos se puede hablar, pero no razonar, querid.,

una vez hace mucho conocí a una chica que se me acercó y me preguntó: y vos quién sos? y yo pensé, esta es una bruja maleducada. al poco tiempo la fui conociedno y era una chica simpática, yo siempre recordaba esa primera vez pensando, qué mala impresión me dio, al final no era tan así. luego pasó algo. esa chica me quiso hacer trabajar gratis para ella y cobrarse el dinero. ahí me di cuenta de que era una bruja, y ella se dio cuenta de que yo me había dado cuenta, desde ese momento nos saludábamos como se saludan las brujas.
sólo falta decir algo. que como ella era bastante bruja, aprovechaba para tirarme algunos dardos, tipo yo le comentaba tuve tal problema, y ella respondía, ay, qué raro vos, que sos tan perfecta. como burlándose de mí que yo me creo perfecta, entonces yo me daba media vuelta y me iba. pero bueno, en realidad lo qeu tendría que haber hecho era echarle una mala mirada que le hiciera doler la panza. pero ahora no vale la pena.

pero, algo malo de esa bruja era que como había tenido un problema doloroso, se aprovechaba para usar la lástima que nos daba su situación. entonces al ver esto, cada vez que mencionaba su drama -siempre de alguna manera indirecta- yo respondía ajá, ajá y para mis adentros pensaba, pero vos sos una rata, qué tipo de afecto tendrás por las personas...?

como un paisano taimado, la miraba y me reía para mis adentros. no respondía nada.
hoy estás callada, dijo ella
yo no respondía, no respondía.
qué te pasa? te sentís mal?
no, nada, tengo sueño,
y ella seguía hablando y yo me inventé una excusa y me fui.

lunes

lo único que necesito para tener ganas de escribir, es tener algo más importante que hacer

el problema es:
que lo más importante que hacer, tenga que hacerlo realmente
cuando a veces el documento e prioridades tiene dos o tres prioridades
que no tengo ganas de cumplir, entonces no tengo ganas de nada, y por supuesto no escribo
porque todas las cosas que tengo que hacer, casi casi incluyen la computadora, y porque mi computadora está en mi casa y tengo wi fi, escribo... y el resto del tiempo -qué vergüenza- si no tengo un programa divertido con gente querida, si no miro una película, o cocino algo... me aburro... ... ... no tengo ganas de hacer nada!
vuélvanme a mi rutina, no me gusta el fin de semana, aunque un día lo lleve para descansar, pero quiero volver a la vida normal.
vi da nor mal
soy normal, me digo a mí misma cuando apreto el botón del ascensor para salir a la calle
no corro por la escalera, llena de telgopor resbaladizo, voy por el ascensor, soy normal..

domingo

Puré de papas

viernes

lavar un jabón

anoche medio "tarde" llegamos del cumpleaños de Cata, el monigo que ya no es tan monigo, es una señorita de dos años... recibió de regalo una cocina de fibrofácil rosa y lila más alta qeu ella, dos juegos de encastre, una cartera barbie y la madre le dio un coche de pasear muñeca igual que un coche de bebe real, pero un poco más chico de color verde musgo.
qué felicidad!
llegamos y me fui a "bañar" abrí la ducha pero en realidad llevaba el frasco para cambiar los jabones, pensé los cambio de frasco para que los dos estén a medio llenar, así tener la opción ahora de elegir en qué frasco pongo el jabón cada vez...
empecé a sacarlos y meterlo de a uno. vi que uno se había pegado con otro, intenté despegarlo pero imposible, pensé, bueno lo dejo y vi que los jabones no estaban tan limpios como pensaba, tenían pequeñas partículas, por eso les eché agua caliente para lavarlos, primero de a uno y luego metí a todos en el chorro de agua caliente, y los fui acomodando en el lavatorio para que se secaran -si no se iban a pegotear-

ahi me fui dando cuenta de que los jaobones parecen petalos de flores y piedras calcáreas será? y después los fui secando con ... papel higiénico y guardando en el frasco.
lso jabones ocupaban los cuatro bordes del lavatorio y siento que la puerta se abre, salgo poco a poco de mí, salgo de mí y miro los jabones pensado ¿qué imagen le estaré dando a M? pero al momento que entra siento que todo está bien y me tira: acá tenés, los dos pedazos de jabón de lavar la ropa que estaban en la cocina
estuvo perfecto porque al pulir los jabones vi que una vez había puesto un pedazo de lavar la ropa y como es blanco y bien duro, queda bárbaro...

los frascos quedaron divinos!!
tengo que irme

jueves

pescaditos

no sabìa què hacer con los pedazos de jabòn, sabìa que habìa que tirarlos, pero nunca estaba claro cuàndo. seguian en la jabonera, y nadie los tiraba.
porque eran jabòn, pero eran jabòn, pero inservible debido a su pequeño tamaño. yo tenia que hacer un esfuerzo grande para tirarlos en el tacho. se supone que tirar a la basura algo util es un desperdicio.
por eso un dia pense, voy a guardarlos en un frasco, y cuando junte varios, voy a hacer un jabon reciclado.

tiraba el pedacito de jabòn en el lavatorio, y con la tapa misma del frasco lo cazaba -sin tocarlo- y lo ensartaba adentro del frasco. una vez adentro, note que se iban secando y se ponian mas coloridos.

empecè a eludir la compra ciertos colores de jabòn pensando que no combinarìan con el resto de los pedazos, empece a elegir colores estudiados, pensando en lograr un efecto visual...


FUE AL MISMO TIEMPO QUE TIRE A LA BASURA LA COLECCION DE CONCHAS SE ACUERDAN QUE AL HACERLO SE ME CAYÒ LA CORTINA DE BAÑO EN LA CABEZA???

en realidad esas conchas no eran feas solamente el frasco se llenaba de un smog al contacto con la humedad, por eso las meti en una bolsa y las deje en un cajon

en cambio el frasco de jabones estaba en el botiquin, y alli se resguardaba de todo y al abrir el botiquìn se veian bien.

hasta que un dia, hace poco, el frasco empezò a llenarse
y me di cuenta de que me gustan los pedazos de jabon, y que ahora no tendrìa un jabòn reciclado sino que tengo una colecciòn de pedazos de jabòn

en determinado momento, valiò mas el esfuerzo de haberlos juntado que un jabon reciclado!

el jabon reciclado cuesta dos pesos, una colecciòn de jabones, quièn sabe? solo me lo podria decir una galeria de arte en el caso de que yo quisiera venderlos

pero no quiero venderlos...
por eso no es una obra de arte sino ...un capricho personal

no insistas, no te lo vendo por nada del mundo.

què hacer?


a- buscar un frasco mas grande en cuyo caso no entraria en el botiquin.
b-buscar otro frasco y tener dos frascos chicos en el botiquin.

segundo problema: al tener dos frascos, còmo diviir què jabones van en cada uno?
lo mejor serìa al azar.

pregunta: por qué me gusta los pedazos de jabón?
-porque son delicados
-porque son de colores lindos
-porque parecen pescaditos
-porque son fruto de un largo uso, de la erosion del agua y la piel
-porque son limpios
-porque son ovalados
-porque, al contrario que el jabon normal, estàn completamente secos

me molesta que el jabòn estè hùmedo. me da asco.
aunque no me dan asco muchas cosas

pero... un dia comi salchichas en casa de mi abuela y me cayo mal, y crei que habia comido un pedazo e jabon de lavar la ropa -quizas era cierto- y vomite
por eso casi nunca como salchichas, aunque si tienen mostaza, o salsa, està bien...

tercer problema: puedo incluir en la colecciòn el jabòn de lavar la ropa

me gusta lavar la ropa a mano, pero no me gusta que el jabon de lavar la ropa a mano estè hùmedo

miércoles

voltios

dicen que hace bien al cerebro. cuando caminás por caminar, los minutos pasan rápido, y calculás en función del tiempo, volví a casa dos horas después, es la caminata que ni siquiera incluye ningún tipo de pensamiento. a la mañana caminé para ir al trabajo, no caminé hasta el barrio de belgrano como alguna que otra vez, solamente hasta pueyrredón, o aguero, o bulnes, más de eso no me tomo el subte, me tomo el 29, depende la hora que salga...es simpático tener las zapatillas en la mochila. me gustaría usarlas todo el día o mejor... colgarlas de la mochila con los cordones...

ayer fui a giro didactico a mirar regalitos mi ahijada cumple un año
qué bronca me dio. entré y la vendedora atendía a otro, y luego entró otra señora y la vendedora la atendió a ella primero, me empece a acercar desafiante y me dijo, espera un minutito, perdón, señora, yo estaba primero, lo dije sin mala educación, simplemente era un dato, en que tuve que escuchar todas las descripciones de los baby calls, y ahora queria ser atendida... entonces la vendedora reaccionó muy amablemente, y todo terminó bien/mal porque los productos no me parecieron tan buenos como en otras superjugueterias como por ejemplo cebra.

el otro día paseando por chacarita, fumando, vimos los árboles con capullos verdes. ¿miren eso, miren eso! ves las paredes contaminadas o el smog, y sale un capullo verde, es una flor verde claro, no podés creer que el árbol saque algo nuevo y tierno, que a pesar de todo crecerá para ir manchándose de smog, ¿alguna resistencia produce cada planta para seguir creciendo,? seguro que es un tipo de energía eléctrica, como rechazando algunas partículas mediante una cadena de voltios invisibles.

lunes

qué hago con lo que escribo

lo vendo, lo publico, lo escondo, lo uso como excusa para no ir a un casamiento, uy perdón, tengo que escribir una novela... , se lo dedico a alguien, o se lo envío por mail?
estoy cansada de la palabra "cultura". me suena muy mal.

sábado

cristian, héctor y mariano

se llaman los profesores que tuve en las cuatro clases de manejo en academia oscar.
cada uno era diferente, más o menos motivador, más o menos riguroso, más o menos teórico, más o menos aburrido, más o menos divertido, más o menos paciente

motivador héctor +, cristian -, mariano 1/2
riguroso héctor 1/2, cristian -, mariano +
teórico héctor 1/2, cristian 1/2, mariano +
aburrido héctor -, cristian +, mariano 1/2
divertido héctor +, cristian -, mariano 1/2
paciente: héctor 1/2, cristian +, mariano 1/2

como se derrama de estas características se puede ver que héctor es el más divertido y motivador de todos, pero mariano es el más teórico y riguroso. sin embargo, de los tres, el más paciente fue cristian, quien a su vez fue el menos riguroso, divertido y motivador. tal vez esto se deba a que fue el profesor de las dos primeras clases, mientras que héctor fue de la tercera y mariano de la cuarta.
como dije, la primera y segunda clase aprendi a poner primera, segunda y frenar.
la tercer clase, puse tercera, doblé en ángulo cerrado, crucé una avenida con cambio a segunda y estacioné
la cuarta, esperé a que pasara el tren y aprendí a moverme a paso de hombre, aprendí a mirar los dos espejos, y en esta mariano al final de la clase me hizo las críticas: que doblo mal, que no miro los espejos y que debo enfrentar toda una serie de novedades que se derivan del avance de mi aprendizaje. en resumen, me tiró para abajo, pero reconoció que todas las dificultades provienen de haber sumado tan rápido la información y me explicó que no todos los alumnos avanzan tan rápido. -por eso le puse motivador 1/2-
La quinta clase, me dijo es clave, por que de ahí se deriva si la sexta y séptima -ultimas- las juntaremos para practicar los conos y el estacionamiento para el examen.

¿Qué profesor me tocará para la quinta clase?
¿Aprobaré el examen?

Este fin de semana, ¿podré practicar con el auto de mi suegrastro?