un libro con poemas del trabajo para una trabajadora como vos! (y yo)
así dice la dedicatoria de falsa estepa el libro de paz...
este es un poema
MANUAL DE SERVICIO
1.
Lo que nos contamos es una síntesis de la semana
a la ida una cosa y a la vuelta se completa la oración,
mientras hace su trabajo y yo el mío, planeamos la fuga
¿Cuánto tiempo más vamos a ser camareras?
¿Qué se esconde detrás de una camarera?
Se la ve todos los días, se la conoce cada vez menos!
Los clientes quieren que los atienda siempre el mismo camarero
vamos de la cocina al salón, de la cocina al salón,
el cocinero repite una y otra vez las hierbas de cada plato,
sabemos: cuál es la época del año de cada vegetal, de cada fruta
cuánto se tiene que amasar el pan y cuánto tarda en cocinarse
una carne
los grados de la carne, la temperatura adentro.
EL salón, en invierno, es muy frío,
antes que empiece el servicio
apoyamso las manos en la cafetera y hablamosm ucho.
Cuando salen los platos de la cocina
los papines están arreglados juntos al salmón
y la remolacha hace fuerza para quedase en su lugar.
Las verduras son modelos
tienen que parecer atractivas a pesar del balanceo torpe,
una vez una trucha salió volando y se estrelló en el suelo antes
de llegar a la mesa
su piel arcoíris brilló por un instante en su último salto triunfal.
Los que vienen a comer no tienen la culpa:
el mozo describe el plato como un robot entrenado.
Cocineros espían y se aseguran que lo que decimos es cierto
se ponen ansiosos y quieren que los platos salgan en orden y
rápido
pero es verdad: a la rubia le falta comer un poco de la ensalada,
están tranquilos mirándose a los ojos, hablando de cosas,
como el vino que tomaron la noche anterior
o el próximo viaje que van a hacer.
Hay un señor que come rápido pero indigna a los cocineros
porque entre plato y plato
se levanta, sale, fuma un cigarrillo, da grandes tragos a su copa.
como si el único objetivo fuera mantener su boca ocupada
para después volver y quedarse dormido.
EL último camarero que le lleva el postre tiene que despertarlo,
sacarlo, de ese otro mundo. Lo miro y pienso,
cómo debe sentir la vuelta brusca y ver de reperente el postre
gigante.
Como videntes leemos el destino de cada persona
mirando los dibujos que deja el rastro de chocolate.
Lavar platos es otra manera de templar las manos
la canilla es plateada, erguida, tibia,
el tenedor se siente en el metal la piel porosa, gastada
el cuchillo se agita en el agua y de las cucharas
es difícil sacar el chocolate del postre preferido de las chicas
Antes de dormirme, repaso la lista de tareas
y desconfío de lo que hicimos
(lo automático, a veces, nos hace olvidar).
Mientras la leche agota el sonido en su propia espuma
los pensamientos del futuro consumen la energía del presente
¿Cuántos años más hay que caminar el restaurante
para llegar? ¿Adónde?
Trato de no estar de mal humor
mientras sirvo sopa de pimientos
a reconocidos intelectuales contemporáneos.
2.
El acero inoxidable y la plata se lavan y cuidan
de distinta manera. El acero se lava remojando las piezas
con agua y detergente. Hay que evitar
esponsas abrasivas para no rayarlas,
se secan, se fajinan con alcohol y trapo limpio,
que no suelte pelusa. Para la plata
es importante no utilizar productos con amoníaco
porque este compuesto con lavandina
desprende gases tóxicos. Se lava con agua y jabón
lo antes posible, solamente en remojo unos minutos.
Después de enjuagarla hay que secarla bien,
repasarla con pasta o líquido para plata.
Una vez limpia, hay que evitar tocarla
el aceite natural de las manos la mancha.