Hace tiempo que a la vuelta de la UB voy a un supermercado chino donde los señores y señoras son muy amables. El lugar perfecto y armonioso se corta cuando los proveedores anuncian subas de precios y los encargos se agarran la cabeza
Al principio, al salir, dos porteros me silbaban, o murmuraban cosas.
Con el paso del tiempo, al ser asidua al lugar, uno de ellos pasó a decirme "hola" de manera grosera y cada vez que eso ocurría quería pegarle. Harta de la situación, hoy decidí ponerle coto.
Iba con un paraguas.
Portero-hola... (mirada)
Me doy vuelta
-Disculpe, yo soy del barrio (con enojo)
-Si la estoy saludando nomás...
Más enojo. Sigo caminando. Llego a la esquina. Esto no puede quedar así
Vuelvo caminando muy rápido, como para pegarle
Me ven llegar con miedo.
-Escuche, pensándolo bien, no quiero que me salude más. A partir de ahora, no quiero que me diga más hola. ¿Le queda claro?
-Está bien.
-No quiero que me diga más hola, y si me llega a hablar sabe qué voy a hacer? Le voy a partir este paraguas por la cabeza. ¿Le quedó claro?
Inmediatamente todos los músculos se me derritieron. Al llegar a la esquina, una agitación me hizo salir de mí, sintiéndome muy violenta, pero inmediatamente ocurrió un milagro: me empezó a salir aire a borbotones de los pulmones, era como sacar lo insano, y sentirme mucho más limpia.
consecuencia numero dos.
Haber hecho semejante escándalo me impulsó a contárselo a Y. y a C.
Inmediatamente comuniqué la noticia y me sentí reivindicada.
Y si no hubiera hecho nada, no habría podido contar nada!
No es paradójica esta doble liberación?
Es duro guardar preocupaciones.
Évasion Insulaire : Découverte et Charmes de la Plage des Grenettes
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Nichée au cœur de l’Île de Ré, la plage des Grenettes se dresse comme un
havre de paix pour les amoureux de la nature et les aficionados de sports
nautiq...
Hace 16 horas
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