miércoles

Es duro guardar preocupaciones.

Hace tiempo que a la vuelta de la UB voy a un supermercado chino donde los señores y señoras son muy amables. El lugar perfecto y armonioso se corta cuando los proveedores anuncian subas de precios y los encargos se agarran la cabeza

Al principio, al salir, dos porteros me silbaban, o murmuraban cosas.
Con el paso del tiempo, al ser asidua al lugar, uno de ellos pasó a decirme "hola" de manera grosera y cada vez que eso ocurría quería pegarle. Harta de la situación, hoy decidí ponerle coto.

Iba con un paraguas.

Portero-hola... (mirada)
Me doy vuelta
-Disculpe, yo soy del barrio (con enojo)
-Si la estoy saludando nomás...

Más enojo. Sigo caminando. Llego a la esquina. Esto no puede quedar así
Vuelvo caminando muy rápido, como para pegarle

Me ven llegar con miedo.

-Escuche, pensándolo bien, no quiero que me salude más. A partir de ahora, no quiero que me diga más hola. ¿Le queda claro?
-Está bien.
-No quiero que me diga más hola, y si me llega a hablar sabe qué voy a hacer? Le voy a partir este paraguas por la cabeza. ¿Le quedó claro?

Inmediatamente todos los músculos se me derritieron. Al llegar a la esquina, una agitación me hizo salir de mí, sintiéndome muy violenta, pero inmediatamente ocurrió un milagro: me empezó a salir aire a borbotones de los pulmones, era como sacar lo insano, y sentirme mucho más limpia.

consecuencia numero dos.
Haber hecho semejante escándalo me impulsó a contárselo a Y. y a C.
Inmediatamente comuniqué la noticia y me sentí reivindicada.
Y si no hubiera hecho nada, no habría podido contar nada!
No es paradójica esta doble liberación?

Es duro guardar preocupaciones.

No hay comentarios: