sábado

el suelo que pisamos

hay momentos en la vida en que todo nos parece ridículo
la gente, los zapatos que usamos

hoy me disponía a dormir la gran siesta
pero debía terminar una reseña de no leer, de zambra, que había prometido entregar ayer
lo cual me llevó a las cuatro de la tarde, lo cual me trajo hasta las 9 52 de la noche
lo cual me recuerda que ayer fui a cenar con eve y como estaba en san telmo y no habìa nadie en la calle, y eve se asomaba por la ventana para tirarme las llaves de su casa, y justo en ese momento pasaron dos turistas, quise gritar, para que ellos me escucharan.
buona sera, bambina, dios te bendica...
y lo hice.

lo cual me recuerda un evento muy còmico, que fue cuando un ejèrcito de rusos disfrazados de civil y ebrios pasaron por la cuadra caminando por el medio de la calle como patovicas y uno era exactamente igual al otro solo que un poco màs panzòn, y llevaban trajes deportivos como si acabaran de salir de gimnasia y esgrima
se perdìan ya por la calle libertad, en la oscuridad de la calle del oro del microcentro, por eso creì necesarios reconvenirlos por el jaleo que estaban armando:
come back to rusia!

da vèrtigo pensar que un ruso puede pasar en pedo por enfrente de tu casa
lo mismo vos podrìas caminar en pedo por alguna calle de moscù, pero quièn sabe las vueltas que tiene que dar la vida, gracias a dios no ocurre nada tan ridìculo, pero a veces sentimos que el suelo que pisamos està lejos del hogar.

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