lunes

varias

Algunas de mis fantasías y sensaciones recurrentes:

que voy acostada en un tren mirando por la ventana, tapada por una frazada, rumbo a Siberia.

que luego del trabajo me pasa a buscar una ambulancia y vuelvo a mi casa en una cómoda camilla.

que estoy en una camilla con una mascarilla de oxígeno y suero y no hay ninguna tensión en mi cuerpo ya que no debo hacer esfuerzos para respirar.


que una multitud de brazos me transportan a un lugar, capaz porque me desmayé en un recital, no está muy claro.

que mi cabeza es un zapallo que ha sido cortado en lonjas que no terminan de separarse, y que un solo golpe lo podría descuajarlo de lleno convirtiéndolo en seis u ocho lonjas.

que mis neuronas están cubiertas por una nube gris, humo espeso como el que sale del hielo seco.

que hay un montón de palabras escuchadas de más, que se alojan en mi cerebro, que son una lombriz solitaria, que podría sacarlas por un agujero practicando en el centro del cráneo, que saldría una especie de hilo grueso muy largo parecido al de un salamín.


que soy un objeto de papel que me pliegan y me guardan en un cajón y que no bien se cierra el cajón la inercia me hace desplegarme en la oscuridad del cajón y voy cubriendo con mis extremos algunos objetos que me rodean: el pendrive, lector de memorias, y postales varias.

lo cual me recuerda un cuento que escribí una vez, una flor narra en primera persona cómo la cortan y la usan para tocado de novia, al final la secan y la pegan en un cuadro donde queda detenida para siempre observando la vida desde su cartulina.

que soy muy vieja


la lectura de la novela luminosa me hizo dar cuenta de que una forma de pensar la vida es como una lucha contra la depresión. cómo será que podemos ser tan activos y tan vagos al mismo tiepo? Siempre me pregunto qué me hace levantar de la cama los días en que no tengo una obligación específica. Me quedo pensando un rato antes de saltar de la cama, hay algunas ideas que de pronto me activan y me hacen mover, pero no sé bien cuáles son. Está claro que algunas reflexiones requieren la quietud, mientras que otras mueven.
Levrero en la novela luminosa nota que está deprimido recién luego de haberse reanimado, de haber vuelto a la vida. hasta entonces no se bañaba, no se afeitaba ni tenía energías para cocinar, y comía yogurt, pan, requesón y comida que le traía la novia...luego, de pronnto la pastilla antidepresiva surte efecto y logra salir a la calle, ir de compras al supermercado. Mas que nada explica que para cada cosa que tenía que hacer se lo pasaba calibrando el esfuerzo que le llevaría llevarla adelante, y que eso no era normal, que no podía hacer directamente algo sin preguntarse si no sería demasiado esfuerzo, o tratar de regular las actividades para no quedar exhausto. Terrible! lo cual no quiere decir que su cara fuera la de un depresivo. ¿Su cara? Sí, yo había pensado que un depresivo era alguien sin alegría. Pero no es tan así. Es alguien cuyas actividades vitales están cortadas, más allá de su expresión.Tal vez por eso tengo estas fantasías de la camilla, es como que no me animo del todo a deprimirme, pero me lo imagino.

5 comentarios:

Anónimo dijo...


Bueno, cada vez me intriga más esa novela... fui a buscar mi seña y la encargué en otra librería donde supuestamente me la consiguen ( el atril), mientras tanto me compré para las vacaciones dos de Siri Husvetd, creo que se escribe así, la mujer de P Auster, una novela y uno de ensayos. No leí nada de ella, vamos a ver...

mercedes

ww dijo...

A mi la novela luminosa me gusto muchisimo.

inés dijo...

la terminè ayer y me encanto, me falta la parte de la novela luminosa del final.

fikoshka dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
fikoshka dijo...

A mí me encantó la novela luminosa propiamente dicha. Se me quedó fija una anécdota telepática que él cuenta ahí.