miércoles

cómo me reí

Entre las cinco y las ocho hay tiempo, entre las seis y las ocho no hay nada: solo las nueve de la mañana. Hoy me levanté tan temprano que no sè ni qué día es.

Miércoles. Vendrá Aldo y arreglará la gotera del baño, terminará estanterías y luego pondrán una bacha en el bañito servicio y pasarán la cocina al lavadero y pondrá una mesada arriba del lavarropas, así no habrá más olor en la casa y tendremos en la actual cocina un comedor diario.
La "nueva cocina" tiene mucho mejor luz.
No sé qué haremos con el tender, creo que irá afuera.
La heladera quedarà en el comedor diario... un tanto lejos de "la nueva cocina"
Creo que terminarè usando la mesa del "comedor diario" como mesada...

Esta semana es muy movida. Por eso madrugué.
Mi escritorio se desordenó mucho con las movidas de muebles.
Y podría hacer todo lo que tengo que hacer mucho más feliz si no tuviera que parar en los bares para ir al baño

Ayer fui a ver a Beatriz, la encontré un tanto desaninada pero conciente, tenía las uñas pintadas de rosa y me dijo sabés que no tengo la menor idea de dónde y cómo me pinté las uñas... barajamos alternativas: lo más probables es que se las hubiera pintado en la casa de Celeste o Cintia. O si no, agregó ella, fui a uno de esos lugares donde te pintan las uñas, sí, puede ser, le dije, pero claro que no puede ser, ¿no?

Lo que sí, la funesta de la enfermera escondió las zapatillas de Beatriz, seguro que para que yo no la saque. Como Beatriz siempre traspapela sus cosas, se aprovechan.
No tenía más que dos pares de pantuflas, unas cerradasy las otras abiertas.
Fui a reclarmarle ¿donde estan los zapatos? Me dijo asi no la podés sacar, con pantuflas. Claro que no, le respondi.
Agarre le puse las pantuflas cerradas se las puse y nos tomamos el buque, y eso que tuvimos que bajar las escaleras, porque el ascensor estaba roto.
Al volver me dice qué te dije, que no la saques con pantuflas, pero estas no son pantuflas, le respondí. Bueno, bueno, ahora voy a ver si encuentro sus zapatos, se rindió la enfermera.
Me desesperé pensando ¿qué hubiera hecho si la enfermera no me dejaba salir?
Y me respondí a mí misma: le pongo mis zapatillas a Beatriz y y salgo yo en pantuflas a la calle, total...!
Y para la próxima, pienso llevarme un par de alpargatas por las dudas. Ja ja, ¿querías saber donde están los zapatos, tomá! le digo y abro la cartera y saco las alpargatas... así, de la nada...

Y por último, la gran cagada que no me animaba a contar, bueno que Martìn me prohibiò que me pelee con la gente por la calle, pero es que yo no me banco que me digan basuradas los viejos verdes.
La lista de agresiones de ellos y mis respuestas es realmente agresiva.

A un portero un día lo increpé y medio que se reía, me fui. Caminé tres pasos; esto no queda así. Volví caminando a toda velocidad hacia él (y había otro encargado al lado suyo), como u proyectil, se asustó, le dije: si me llegás a decir una cosa más te voy a romper la cabeza con este paraguas, y lo amenacé con el paraguas. Se calló la boca.

Otro día, en la esquina de casa unos pelotudos de un negocio de relojes no sè qué me susurraban, unos viejos, no sé cómo, miré la vereda, y vi una baldosa rota, agarré la piedra y se la tiré a los pies nomás: tené cuidado con lo que decís. El cagazo que se pegaron...

Y a un loco que ocupó la senda peatonal e hizo marcha atrás sin mirar le golpeé el vidrio con la bolsa de verduras, y abrió la puerta para gritarme le respondí Sinverguenza, descarado! y empecé a mirar la vereda para arrojarle algo, encontré un pedazo de madera de un cajón de frutas y se lo tiré, también a la rueda del auto por las dudas.

Bueno, ya no lo hago más, me prometí a mí misma, pero bueno qué pasó, que el otro día un viejo con bastón realmente demacrado me susurró no sé qué.
Yo llevaba la bolsa de tela, la bolsa de compras vacía. Viejo degenerado, pensé, me di vuelta y lo vi caminar a dos por hora, viejo las vas a pagar, y con la bolsa de tela le di un buen chirlo, un chirlo fuerte como se dan en la panadería los chicos jugando con el repasador. El cagazo que se dio el viejo! No te la esperabas viejo degenerado, eh? Cómo me reí!

2 comentarios:

ana dijo...

yo me peleo con todo el mundo por la calle, lo raro es que después sigo con mi vida y soy feliz.
tengo miedo de estar totalmente loca y que me vea un conocido cuando puteo a la gente y se de cuenta.
no tengo motivos fijos, son aleatorios.

Anónimo dijo...


yo no me banco a los viejos verdes que miran adolescentes, por ej a mis hijas pero como soy bastante vergonzosa no me animo al insulto, sí clavarles la mirada, aunque habría que ponerlos más en evidencia.

isle