martes

uia

Si hoy tuviera que hablar mucho rato, no sé cómo haría. Dicen unos estudios que los chimpancés pueden llegar a morir de un ataque al corazón cuando se agitan y se gritan entre sí, porque una de las actividades que más agota a estos animales, y el ser humano estaría incluido, es hablar.
O sea que si tuviera que hablar, tal vez en vez de hablar gruñiría imitando a un chimpancé. Ese es el estado de mi mente ahora: una caverna tenebrosa. Escribir lleva menos esfuerzo que hablar, porque los músculos de los dedos de la mano no se cansan tanto como las cuerdas vocales.
Muchas veces tuve la impresión de que me podría quedar muda, no hablar nunca más. Pero es demasiado vanidoso ser mudo.

el dibujante me respondió, pero ahora debo repasar el guión... y eso es demasiado trabajo casi.
hoy dormí tanto que quedé embotada... podría volver a la cama de nuevo. pasa que el fin de semana entre aldo y entre la tormenta dormí muy mal. tanto que hasta creí que tenía fiebre.

el hombre imposible empieza con el hallazgo de un extraño gigante, es muy parecido al comienzo de la guerra de los mundos.

Tuve que retomar la escritura de mi novela. No daba... hacia más de una semana que no podía ponerme con ella. No tiene título aún y tampoco final, pero ya vamos 430 paginas... habrá que ver qué se puede hacer con eso... tremendo trabajo no?
Tiene sus defectos y virtudes, pero lo que sí, es divertida y original.
Trata de un grupo de amigos que se hacen amigos de una perra androide, pero deben luchar contra un perro androide enemigo que llega de la luna en busca de una profecía humana que una niña bizca y gordinflona tiene que escribir en un libro mágico. Al final, la perra androide tendrá cachorros intergalácticos, pero no tengo idea de qué ocurrirá con ellos.
La novela podría ser infantil o juvenil si no tuviera una extensiòn descabellada y los niños no se lo pasaran fumando tabaco y probando marihuana por primera vez.


2 comentarios:

Anónimo dijo...


Una vez estuve muy disfónica, prácticamente sin voz durante diez días. Fue muy angustiante. Gajes del oficio de docente.

inés dijo...

Mucho tiempo! Nunca estuvo disfónica, pero sí se me tapó el oído.