domingo

dos luces

estaba acostada,
-por qué no hacés las empanadas, ahora! tengo hambre!
-no me apures! siempre me apurás. me apurás para salir, me apurás para hacer las empanadas...
ya me estaba fastidiando y se me estaban yendo las ganas de hacer las empanadas...
estaba acostada, la luz del cuarto apagada y la del pasillo prendida. miraba apenas el coolor celeste del almohadón con dibujos amarillos, negros, verdes y blancos.
m salió del cuarto y apagó la luz del pasillo. quedé en la oscuridad pero entonces...
apareció la luz de la ventana a mi derecha, iluminó la cortina, de color naranja claro con dibujos blancos. fue una nueva luz en la oscuridad. giré la cabeza, sabiendo que el color celeste del almohadón habría desaparecido. y era verdad.
no lo dije. pero el otro día volvimos en pedo y medio drogados en bici, y a mí me gusta eso porque disfuto más los colores del tráfico: verde, amarillo y rojo.
me tengo que ir chau!

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